14 de mayo de 2010

El día más feliz de todos.

¡Por fin! Ha llegado el día en que me entregan mi título. ¡Es el día más feliz de todos! Tan sólo un mes atrás defendí la tesis, pasé nervios, me sentí mal, pero ya pasó. Ahora todo está tan iluminado, cumplí el sueño de mi vida. Licenciado en Gestión de Boleterías.

Es así. Siempre quise estar del otro lado de la reja. Recibir el dinero, calcular con la mente el vuelto, expender el boleto correcto (que no sea cosa que en el Troccolli te pidan una Tribuna Argentina y le des una Tribuna Brasil. Es causal de denuncia penal eso, porque atentará con la salud física del damnificado. ¡Vieron que no es sencillo ser Boletero! Hay montón de aspectos técnicos que manejar), y que el cliente se vaya de lo más contento. Que le vamo' a hacer... Las vocaciones no se eligen, surgen.

La carrera la hice como por un tubo. Se me complicó un poco, tal vez, con los cursos de "Comportamiento de Barra Brava" (porque la parte práctica estaba brava. Había que bancar a esos "monitos"... No lo digo en forma peyorativa, es que el examen fue aguantar la Barra Brava de Miramar Misiones por la final del ascenso), y con el curso de "Reconocimiento de troquelados y marcas de los boletos". También estuvo exigente la pasantía por dos meses en el Alfredo Víctor Viera (la cancha del Wanderers), porque siempre había alguno del visitante que caía en la boletería sobre Buschental y tenía que pegarse toda la vuelta, puteando que hacía media hora que estaba dando vueltas.

Mi tesis fue exitante. Su título: "Efectos del ángulo de incidencia y la densidad de las barras en la ventanilla de atención sobre vándalos y poligrillos en diferentes ambientes", explica lo intenso de mi estudio. Y las conclusiones fueron de vanguardia. Sugerían que dos barrotes paralelos a 45º de la normal de la ventana confundían a los individuos peligrosos en estudio y reducía la incidencia de disturbios. La confusión era tal, que hasta se ponían en la cola por las dudas que les fuera imposible conseguir entradas de otra manera. Una posible revolución en la venta de entradas a explorar.

Ahora, a poner las manos a la obra. En principio, estoy atendiendo la boletería del Teatro "El Galpón". Pero a mi me gusta más la rama del deporte. Entonces, ya medio conseguí ser el Boletero del "Parque Ángel Fossa" por medio de un amigo (le dicen el NiGli). Y de ahí ascender, con laburo y esfuerzo. ¿Quién te dice? Dentro de unos años ser el boletero del "Estadio de Aguada", o mejor en partidos de la A (con el básquetbol ando bien, pero para el fútbol mucho mejor). El sueño sería ser boletero para un Clásico... Es lo más.

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